- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2018 · 3 piezas · 9 min
Concierto para violín en mi mayor
“La primavera ha llegado y los pájaros la celebran con canciones alegres”, así inicia el prefacio del primer concierto de Las cuatro estaciones de Vivaldi. El soneto fue escrito probablemente por el propio compositor y la narración sirve de guía no sólo para sus escuchas, sino también para cada intérprete, que debe imitar y conjurar desde el canto de pájaros hasta el ladrido de un perro. La “Primavera” sigue el mismo patrón de todos los conciertos de la afamada obra. Tres movimientos, a grandes rasgos rápido-lento-rápido, ofrecen una secuencia de viñetas atmosféricas. La efervescente danza del “Allegro” inicial se ve pronto interrumpida por el llamado de los pájaros. El chirrido de las notas en staccato, el arrullo de los trinos y las escalas se mezclan y rivalizan en un vívido diálogo. Pero su canción se interrumpe cuando el “rugido” de una tormenta y los relámpagos dentados destellan en el violín solista. Aunque las oscuras nubes pronto se marchan y una alegre danza da inicio. Una brisa más suave murmura y agita la yerba de la pradera en el “Largo”. El cabrero duerme, arrullado por la canción de cuna del violín solista, mientras su perro vigila y la viola emite un ronco ladrido. El zumbido que surge de las cuerdas graves al comienzo del “Allegro pastoral” imita las gaitas que acompañan a las “ninfas y pastores”, cuyos gráciles bailes (tan diferentes a los de los campesinos de pies pesados que se escuchan en el “Otoño”) se entrelazan y doblan en violines solistas en conjunto. Acerca de Las cuatro estaciones Desde una súbita tormenta primaveral hasta el perezoso calor veraniego, desde las canciones y danzas de la cosecha (y la bebida que las alimenta) hasta el frío del viento invernal, Las Cuatro Estaciones de Vivaldi representa un vívido paisaje de un año en la vida del campo, pintado con sonido. Publicado en 1725, este grupo de cuatro conciertos para violín son las obras de apertura de una colección más amplia llamada La prueba de la armonía y la invención, pero siempre se han distinguido como música descriptiva en una época de abstracción, música de cine mucho antes que el propio cine. Subestimadas en su día como artilugios o innovaciones disparatadas, estas imágenes sonoras tardaron más de 200 años en encontrar un lugar fijo en el repertorio.