Il barbiere di Siviglia

Verdi declaró que El barbero de Sevilla (1816) era la mejor ópera cómica de todos los tiempos, y generaciones de especialistas están de acuerdo con su apreciación. Pero no todo fue viento en popa para la obra más popular de Rossini; el éxito llegó después de una desastrosa noche de estreno con cantantes que se cayeron, un gato deambulando por el escenario y algunos abucheos del público. Una obra madura que fue compuesta en sólo dos semanas, El barbero demuestra el refinamiento más absoluto de la técnica del bel canto. Su despliegue vocal y los intricados finales de conjunto se unen con personajes hábilmente esbozados para la creación de un clásico. Basada en la primera de las tres obras sobre Fígaro de Pierre Beaumarchais, (Las bodas de Fígaro de Mozart adapta la segunda), El barbero es una comedia romántica que contrasta el amor con la codicia. La bella Rosina es casi prisionera de su tutor, el doctor Bartolo, que secretamente busca ahuyentar a todos sus admiradores para quedarse con ella y su gran dote. Pero cuando el conde Almaviva se enamora de ella, recluta al astuto barbero Fígaro para que lo ayude a burlar a su rival. El barbero les otorga protagonismo a todas las voces. En el primer acto, la sensacional aria de Rosina “Una voce poco fa” revela el espíritu fogoso y determinado de su heroína, mientras que la imparable labia de “Largo al factotum” es la clave para entender a Fígaro: el barbero cuya lengua es tan rápida como su ingenio.