Concierto de Brandemburgo n.º 3 en sol mayor
El Concierto de Brandemburgo n.º 3 en sol mayor es el único del acervo sin solistas. Se trata más bien de un concierto para todo el conjunto, una virtuosa celebración de la familia del violín, en la que Bach divide a los intérpretes en tres grupos: tríos de violines, violas y violonchelos. El interés musical radica en los constantes cambios de alianzas entre estas tres agrupaciones y dentro de ellas, junto con el momento ocasional en que un solo instrumento disfruta de una fugaz muestra de gloria en solitario. Inusualmente, Bach no escribió un movimiento lento. Todo lo que aportó fueron dos acordes de enlace marcados como “Adagio”, que han sido interpretados de diversas maneras. Para algunas personas, sugiere la inserción de un movimiento lento de otra sección, o una improvisación solista para violín o clave. Dada la meticulosidad de Bach, sin embargo, puede que simplemente quisiera preservar el impulso y la intensidad de los movimientos rápidos en ambos lados, sin más que una breve pausa para respirar. El final es, de hecho, un perpetuum mobile sin aliento, una obra maestra de virtuosismo colectivo sin un solista a la vista. En 1729, Bach rediseñó sonoramente el movimiento inicial, agregando partes para dos trompas y tres oboes, creando una magnífica introducción a la Cantata n.º 174, “Ich liebe den Höchsten”. Acerca de los conciertos de Brandemburgo de Bach Los Conciertos de Brandemburgo son la mayor solicitud de trabajo jamás compuesta. En 1721, Bach dedicó su partitura a Christian Ludwig, margrave de Brandemburgo, no en cumplimiento de un encargo, sino con la esperanza de impresionarlo para comenzar a trabajar con él. El título Conciertos de Brandemburgo fue inventado por el primer biógrafo de Bach en 1873 y el propio Bach se refería a ellos como Seis conciertos para varios instrumentos. No fueron concebidos como un conjunto ni pensados específicamente para el margrave, sino que fueron escritos en su mayor parte durante el tiempo que Bach trabajó como maestro de capilla en la corte de Köthen (1717-1723). Ahí laboró con un variado y talentoso grupo de instrumentistas que le impulsaron a explorar el potencial del concierto, que reinventó con cada nueva obra.