La voz opulenta y expresiva de Asmik Grigorian parece creada para interpretar las Cuatro Últimas Canciones de Richard Strauss. Estas piezas orquestales, llenas de nostalgia, fueron completadas en 1948, al final de la vida del compositor alemán. Son consideradas un logro destacado de Strauss y un hito para las sopranos aspirantes. Sin embargo, su ejecución puede ser complicada, ya que la voz debe moverse entre las texturas, actuando al mismo tiempo como solista y parte de la orquesta. Grigorian realiza una interpretación vibrante que resalta los intrincados detalles de la obra. Mikko Franck, el director de la Orchestre Philharmonique de Radio France, lleva a cabo una labor extraordinaria, respaldado por un hábil equipo de ingeniería de grabación.