Suite bergamasque
La mayoría de las personas están familiarizadas con la evocadora Suite bergamasque para piano de Debussy, o al menos conoce su tercer movimiento, el soñador “Claro de Luna”. Esta sonata ha aparecido en pantallas y escenarios de todo el mundo: del desenlace del éxito de taquilla de 2001 La gran estafa a la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de 2020, pasando por los anuncios del 75 aniversario de un fabricante de papel higiénico. La famosa melodía en cascada se comparte entre ambas manos, con secciones ondulantes tocadas en la parte superior derecha del teclado. “Claro de Luna” fue escrita a partir del poema del mismo nombre de Paul Verlaine de 1869 (que también inspiró a Fauré, compatriota de Debussy, en 1887). El texto hace referencia a las bergamascas, un elemento de la comedia dell'arte y del teatro moderno temprano del que toma el título esta colección musical. Los otros tres movimientos, compuestos en 1890 y revisados en 1905, ostentan títulos barrocos. El “Preludio” de apertura establece un ritmo moderado, perturbado por una melodía serpenteante que se disipa en la evanescencia. El “Menuet” avanza rápidamente, exigiendo que el piano use frases extendidas y suaves aunque con una clara definición de nota, una proeza nada desdeñable. El “Passepied” final tiene una naturaleza majestuosa, con un acompañamiento alegre y distanciado de la mano izquierda que eventualmente se suaviza para combinarse con la melodía superior.
