- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2023 · 4 piezas · 51 min
Sinfonía n.º 10 en mi menor
Algunas de las mejores obras de Shostakovich fueron producto de intensas crisis, y lo mismo ocurre con la Décima Sinfonía. La inició en 1953, cinco años después de que una desgarradora denuncia en el famoso “Decreto Zhdanov” fuera seguida por el despido de sus cargos. En público, Shostakovich se vio obligado a seguir la línea oficial, pero en privado continuó escribiendo música que esperaba que pudiera ver la luz en tiempos mejores. La experiencia concentró su mente como nunca antes. La Décima es una de sus sinfonías más estrictamente controladas, y ese enfoque sólo magnifica su impacto emocional. Un primer movimiento totalmente trágico, construido como un gran arco, es seguido por un breve pero abrumador paseo por los rápidos de un scherzo. El oscuro sentido del humor de Shostakovich resurge en el enigmático y nocturno tercer movimiento, luego el final ejecuta un giro sorprendente desde la tristeza hasta el regocijo salvaje. Según Testimonio, el libro que afirma de manera controvertida ser las memorias del compositor, la sinfonía resume los sentimientos de Shostakovich hacia Stalin, quien murió mientras se estaba componiendo. Pero un motivo crípticamente codificado en el tercer movimiento, aparentemente, se relaciona con una historia de amor frustrada. En cualquier caso, esta música habla también directa y poderosamente a personas que no han tenido experiencia alguna de la dictadura soviética. Se afronta el sufrimiento, se expresa catárticamente y se logra una especie de liberación ambigua. En ese sentido, su mensaje es universal.