- SELECCIÓN EDITORIAL
- 1990 · 4 piezas · 37 min
Sinfonía n.º 3 en fa mayor
Brahms pasó los meses de verano de 1883 en Wiesbaden, donde enfocó la mayor parte de su energía creativa en la composición de su Sinfonía no. 3. Su estreno mundial tuvo lugar en Viena a finales de ese mismo año. Mucho se ha debatido acerca de las intenciones del compositor con respecto a esta obra intensamente personal. Algunas de sus amistades más cercanas afirmaron que ciertas situaciones oscuras incidieron en la trayectoria emocional de la sinfonía. Brahms, por su parte, se resistió firmemente a darle cualquier connotación extramusical a la obra. No obstante, el hecho de que varias de las sorprendentes ideas musicales de los dos primeros movimientos reaparezcan alteradas completamente al final, es digno de mencionarse. Tal vez la más potente de ellas se produce en su apertura, cuando los dos acordes emergentes de los instrumentos de viento y los metales actúan como una poderosa plataforma de lanzamiento para el tema recio y formalmente dinámico de los violines. Una idea a la que el compositor recurre con creciente vehemencia a lo largo del primer movimiento, antes de alcanzar el clima de serenidad del cierre. Los dos movimientos centrales poseen un carácter más introvertido, especialmente el conmovedor y melancólico “Poco allegretto”. En el final, las dificultades planteadas en el primer movimiento alcanzan un punto aún más febril, antes de que la música colapse en una misteriosa coda. En esta, es notorio el regreso del tema principal del primer movimiento y aquí la obra llega a una conclusión tranquila y reconfortante.