Messa da Requiem

“Misa de réquiem”

La Misa de Réquiem de Verdi tuvo su origen en una obra compuesta para conmemorar la muerte de Rossini. Su estreno, previsto para 1869, se frustró, lo que a Verdi le inspiró un “Libera me” que encontró su lugar en el Réquiem en memoria del escritor y poeta Alessandro Manzoni (1785-1873), ícono de la unificación italiana. La pieza debutó el 22 de mayo de 1874 en la iglesia de San Marcos, en Milán, y de inmediato obtuvo éxito, aunque su contenido abiertamente operístico y la inclusión de vocalistas femeninas impidió su difusión en el resto de Italia. La obra se desarrolla en líneas relativamente tradicionales: el “Requiem aeternam” contrasta un silencioso “Introitus” con un fervoroso “Kyrie” que presenta a los cuatro solistas. La segunda sección inicia con un atronador “Dies irae”, seguido de un ominoso “Tuba mirum” y ocho piezas que presentan a uno u otro solista combinando un enérgico “Rex tremendae” y, finalmente, un suplicante “Lacrymosa”. El “Ofertorio” yuxtapone un nostálgico “Domine, Jesu Christe” y un apasionado “Hostias” para los solistas, reapareciendo en un incisivo “Sanctus”. El “Agnus Dei” presenta elocuentes solos para soprano y mezzo, a quienes más tarde se les suma un tenor y un barítono en la etérea “Lux aeterna”. Aludiendo a secciones anteriores, el “Libera me” prosigue su inquieto curso hasta la súplica de liberación de la soprano, más resignada que esperanzada.

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