- SELECCIÓN EDITORIAL
- 1989 · 26 piezas · 1 h 45 min
Sinfonía n.º 3 en re menor
Sólo Gustav Mahler podría haber seguido una enorme sinfonía coral con otra. Pero aquí no se repite. La Sinfonía n.º 2 cuenta una historia personal e intensa, que progresa de una visión cruda de la muerte a una enorme afirmación de la vida resucitada. La Tercera (1893-1896) es más como una sucesión de pinturas gigantescas, que comienza con uno de los movimientos sinfónicos más largos y extraños jamás compuestos. La naturaleza elemental, las imponentes alturas y espacios abiertos de los amados Alpes de Mahler, finalmente dan paso a una procesión estridente y de textura densa (Mahler la llamó “Spring Marches In”). Luego vienen cuatro movimientos más cortos. Uno de danza dulcemente floral conduce a un “Scherzo” alegre pero delicado, acechado por las llamadas de una trompeta distante. A continuación, aparece un himno para contralto y orquesta reducida, inspirado en la obra de Nietzsche, seguido de voces infantiles que cuentan la historia de la traición de San Pedro a Cristo y su eventual perdón. El final llega con un glorioso “Adagio” sólo para orquesta, con momentos de angustia pero que termina en un himno radiante. Mahler pensó en darle un título a la sinfonía y redactó elaborados programas explicativos, pero al final decidió confiar en su público para que interpretara la sinfonía por sí mismo. Todo lo que dijo fue que la Tercera sinfonía representaba un ascenso de la naturaleza inanimada al amor de Dios.