- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2010 · 6 piezas · 18 min
Partita n.º 3 para violín en mi mayor
Brillante y decididamente vivaz, la Partita en mi mayor es quizá la contraparte alegre de la Partita en re menor. Así lo demuestra al iniciar con “Preludio”, cuyo brío sobrecogedor Bach volvería a visitar dos veces y que anuncia una desviación de la secuencia de danza más común de la Suite francesa. También es inusual la omisión de una zarabanda. Sin embargo, Bach es generoso con las danzas que incluye. Una intrincada “Loure” precede a una no tan majestuosa “Gavotte en Rondeau”, cuyos episodios orbitan la idea jubilosa de apertura. A un par de minuetos contrastados, el primero aristocrático y el segundo más rústico, también agrega un vigoroso bourrée con contrastes dinámicos cuidadosamente calibrados para un toque de picardía. Una gigue saltarina completa esta obra, que resulta animada y contagiosa de principio a fin. Acerca de las Partitas y Sonatas para violín solo de Bach Aunque Bach fue sin duda el mejor teclista de su época, comenzó su carrera como violinista. Prefería dirigir la orquesta de Köthen desde la sección de cuerdas y, gracias a su amistad con Westhoff y Pisendel, entendió el instrumento a la perfección. Su profundo conocimiento se deduce de sus Seis solos para violín sin acompañamiento de bajo reunidos en un manuscrito fechado en 1720. Estas piezas, cumbres de la tradición violinística alemana, se inspiran en la evolución italiana: tres Partitas que reconocen la soberanía danzante de las Suites francesas y tres Sonatas que siguen la línea de la “Iglesia” italiana, alternando movimientos lentos y rápidos.