Kinderszenen

Op. 15 · “Escenas de la infancia”

En el mundo clásico, la música infantil tiende hacia dos categorías principales: la que está escrita específicamente para que la toquen instrumentistas jóvenes, como el Album für die Jugend de Schumann (“Álbum para jóvenes”, 1848), una colección de miniaturas compuestas para sus tres hijas, y aquellas obras relacionadas con la infancia, aunque compuestas pensando en intérpretes de mayor experiencia. En este segundo tipo se incluyen los Jeux d'enfants de Bizet (“Juegos infantiles”, 1871) o Kinderszenen de Schumann (“Escenas de la infancia”, 1838). Este último es una colección de 13 viñetas cuya corriente poética es, a menudo, muy exigente a nivel técnico a pesar de su tono, en el que predomina lo inocente. Habitualmente, para Schumann la etapa creativa era un proceso altamente orgánico a medida que avanzaba hacia la obra final. Sabemos por una carta que le escribió a su amada Clara Wieck (destinada a convertirse en su esposa dos años más tarde, a pesar de la férrea oposición de su padre) que inicialmente se apresuró a escribir 30 piezas en un arrebato de inspiración, a partir de las cuales hizo la selección definitiva. El resto se publicó a principios de la década de 1850 como parte de Bunte Blätter (“Hojas coloridas”) y Albumblätter (“Hojas de álbum”). Incluso consideró en algún momento la posibilidad de publicar Kinderszenen junto con la obra más audaz y técnicamente compleja Novelletten, op. 21 bajo el título colectivo de Kindergeschichten (“Cuentos infantiles”). En su versión final, Kinderszenen presenta escenas que van desde el emocionante “Hasche-Mann” (“El hombre del saco”) y “Ritter vom Steckenpferd” (“Caballero en caballo de madera”) hasta la cálida satisfacción de “Am Kamin” (“Junto al fuego”) y la más famosa, “Träumerei” (“Soñando”).

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