La Misa en do menor que Mozart escribió entre 1782 y 1783 es una de las mayores expresiones musicales de la fe. Aunque nunca llegó a terminarla, seguramente por la prohibición imperial de la música sacra sofisticada, los movimientos existentes revelan una imaginación sin límites y un dominio absoluto de la tradición litúrgica. En esta reveladora versión, John Butt se aproxima a lo que pudo haber sido su estreno, con 16 coristas y una orquesta de cámara con instrumentos de época, aunque añade los tres movimientos que recientemente completó el musicólogo Clemens Kemme. “Además de las voces, la orquesta es muy similar a la que Mozart solía utilizar para obras corales en Viena, con unos ocho violines”, explica a Apple Music Classical el director del Dunedin Consort, un coro de voces cristalinas y con un peso sonoro muy superior a su número que amplifica la calidad íntima de la música.