El hipnótico motivo sobre el que Maurice Ravel construyó su célebre Bolero en 1928 hace de ella una de las piezas más reconocibles del repertorio clásico. En esta ocasión, con la apasionada interpretación de la Sinfónica Simón Bolívar y bajo la dirección del genial Gustavo Dudamel, alcanza unas texturas orquestales exquisitas y cotas sorprendentes de detalle y color. Toda una muestra del enorme talento del director venezolano y de su enfoque minucioso, que convierten la popular pieza en un auténtico poema sinfónico.