Cuarteto de cuerdas n.º 6 en fa menor

Op. 80

El pájaro de fuego, ballet basado en diversos cuentos de hadas rusos, fue pionero en su género y sirvió para consagrar definitivamente a su autor en los círculos musicales parisinos. En él, Stravinski conjuga las enseñanzas del gran maestro de la orquestación, Nikolái Rimski-Kórsakov, con la energía y la vitalidad de la música folclórica rusa, creando una atmósfera tan deslumbrante como evocadora. Tras el éxito de su estreno en París en 1910, Stravinski escribió Petrushka (1911) y La consagración de la primavera (1913), dos ballets que siguen entusiasmando a oyentes de todo el mundo a día de hoy. La historia de El pájaro de fuego comienza cuando el príncipe Iván captura a esta misteriosa ave que, a cambio de su libertad, le entrega una de sus plumas como talismán. En la segunda escena, el príncipe baila con trece princesas en un jardín de manzanos dorados y se enamora de la más bella de ellas, la Zarevna. Ante la llegada del malvado hechicero Kashchéi, las princesas se refugian en su castillo, donde el príncipe es hecho prisionero. Iván convoca entonces al pájaro de fuego, que hechiza al brujo y a sus súbditos con su frenética “Danza infernal” y los adormece con la nana “Berceuse”. A continuación, el príncipe descubre en un cofre el huevo que contiene el alma de Kashchéi y lo destruye con su espada. Como broche final, Stravinski culmina la obra no con los divertimentos habituales en ballets como La bella durmiente de Chaikovski, sino con un khorovod publicado originalmente por Rimski-Kórsakov. Esta danza religiosa de origen eslavo aparece interpretada con gran serenidad por una trompa solista, a la que posteriormente se suman el resto de los metales para alcanzar un clímax que evoca el resurgimiento del reino, liberado por fin de la opresión de Kashchéi.

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