Arpeggione Sonata en la menor

D821

Imagina un instrumento con la forma y la afinación de una guitarra de seis cuerdas, con un mástil con trastes como el de una viola baja, que se coloca entre las rodillas y se toca con arco como un violonchelo. Este singular instrumento, inventado en 1823 se conoce como arpeggione. Es recordado a día de hoy por la única gran obra compuesta para él, la Sonata arpeggione (1824) de Schubert. Pese a que todavía se conservan algunos originales, la sonata se suele interpretar en adaptaciones para violonchelo o viola. Sus tres movimientos, de unos 25 minutos de duración, alcanzan una profundidad y una resonancia emocional sorprendentes para una obra tan íntima y efímera. El movimiento de apertura enfatiza los contrastes entre el melancólico tema expuesto por el piano y el mucho más enérgico y optimista al que da paso el arpeggione. El “Adagio” central, por su parte, despliega una arrebatadora melodía que recuerda al movimiento lento de la Sinfonía n.º 2 de Beethoven, mientras que el alegre rondó final brinda al intérprete la oportunidad de mostrar las posibilidades técnicas que ofrece tan inusual instrumento.

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