Partita para teclado n.º 1 en si bemol mayor
La Messa da Requiem de Verdi tiene su origen en el estreno fallido de una obra en conmemoración de la muerte de Rossini en 1869, cuyo “Libera Me” el compositor aprovechó para un réquiem dedicado al poeta e icono de la unificación italiana Alessandro Manzoni. Estrenada en la iglesia milanesa de San Marcos el 22 de mayo de 1874, la misa cosechó un éxito inmediato a pesar de que su estilo operístico y la inclusión de voces femeninas impidieron su difusión en Italia. Su estructura sigue un esquema relativamente tradicional, con un “Requiem aeternam” formado por un susurrante “Introit” y el ferviente “Kyrie” que introduce a los cuatro solistas. La segunda sección comienza con un atronador “Dies irae” seguido del ominoso “Tuba mirum” y ocho piezas con los solistas, cuyas voces se unen en el intenso “Rex tremendae” y un “Lacrymosa” suplicante. El “Offertorium” contrapone a los solistas en un anhelante “Domine Jesu Christe” y la oración de “Hostias” antes del regreso del coro para el “Sanctus”. En el “Agnus Dei” escuchamos elocuentes solos para la soprano y la mezzo, a la que se unen un tenor y un bajo en un etéreo “Lux aeterna”. Entre ecos de las secciones anteriores, el “Libera me” avanza con paso firme hasta la súplica de la soprano, ahora más resignada que esperanzada.