- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2018 · 24 pistas · 1 h 29 min
The Nutcracker
Op. 71, TH14 · “El cascanueces”
El atemporal ballet navideño de Tchaikovsky El Cascanueces (1892) es a día de hoy una pieza para toda la familia. Sin embargo, fue la suite orquestal la que inicialmente acaparó todos los titulares, ya que la primera producción teatral con el ballet completo, presentada en programa doble con la ópera en un acto Iolanta, no consiguió triunfar. Hubo que esperar a las primeras producciones fuera de Rusia en los años treinta, protagonizadas en Londres por Alicia Markova y Margot Fonteyn, para que se apreciaran plenamente las singulares cualidades de esta deliciosa partitura para ballet. Para adaptar El Cascanueces a un público más joven, Tchaikovsky limita la duración a unos ágiles 90 minutos (aproximadamente la mitad del tiempo necesario para El Lago de los Cisnes o La Bella Durmiente). Entre sus diversos encantos se encuentran el mágico sonido de la celesta, popularizado gracias a la “Danza del Hada de Azúcar”, y la emocionante escaramuza entre los soldaditos de plomo del Príncipe Cascanueces y el ejército del Rey Ratón. La historia comienza en la casa de una familia en Nochebuena. Allí, un misterioso visitante regala a la pequeña Clara un cascanueces en forma de soldadito de juguete. Cuando todos se han acostado, Clara baja de puntillas y todos los juguetes cobran vida. Tras una batalla, el cascanueces se convierte en un apuesto príncipe, el escenario se transforma en un reino de dulces y finalmente Clara se marchará con su amor.