Concierto para violín en re mayor

Op. 35, TH59

Tchaikovsky escribió su Concierto para violín, una obra de melodías elegantes y conmovedora pasión, en el pueblo suizo de Clarens, a orillas del lago Lemán, en 1878. El compositor había huido de Rusia en busca de reposo tras su desastroso matrimonio cuando recibió la visita del violinista Iosif Kotek, un antiguo alumno con el que tocó la Symphonie espagnole de Édouard Lalo, obra recién compuesta en forma de concierto. Tchaikovsky quedó prendado de su frescura y ligereza y decidió escribir una partitura similar para Kotek. Tras la suave introducción de la orquesta, el primer movimiento presenta dos temas principales, estridente uno, sensual y de intensidad creciente el otro. La cadencia, con el violín tocando a solo, desarrolla ambas melodías. El segundo movimiento, “Canzonetta”, sigue un tema lírico y sencillo, casi una canción, que nace en las cuerdas de la orquesta y termina en un dueto con flauta y clarinete. El “Finale” es el más ruso de los tres movimientos, con el solista como violinista folclórico sobre ritmos de danza popular. Su segundo tema, más lento, remite también al baile y termina con una coda de irresistible viveza.

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