El Jerusalem Quartet y unos invitados ponen su considerable talento al servicio de dos de las obras maestras de cámara de Dvořák. El movimiento inicial del Sexteto (String Sextet), lleno de encanto a pesar de su gran escala, se mueve al ritmo de la música folclórica eslava, mientras que el segundo, “Dumka”, es una sucesión de danzas melancólicas. Estos dos movimientos, además de su continuación en “Furiant”, llegan a nuestros oídos con ingenio y ternura. Por último, el sexteto revela las filigranas del “Finale” en glorioso tecnicolor. El Quinteto (String Quintet), que Dvořák compuso durante una estancia en Estados Unidos, recuerda irremediablemente a la Sinfonía del Nuevo Mundo con sus guiños a las canciones y los ritmos de los nativos americanos, y una partitura de sonido más orquestal.