La Orquesta Sinfónica de Shanghái, fundada en 1879, puede presumir de una distinguida tradición, que aquí amplía con un programa a medio camino entre Oriente y Occidente. En 1984 Qigang Chen dejó China por París, donde se convertiría en el último alumno de Messiaen. Su lenguaje musical es deslumbrantemente bello, atmosférico y perfumado. El concierto para violín The Joy of Suffering, encargado en parte para el Concurso Internacional de Violín Isaac Stern de Shanghái, es obra de Maxim Vengerov. Al igual que en la orquestal Wu Xing, la música suena tan francesa como china. En las vibrantes Danzas sinfónicas (Symphonic Dances) de Rachmaninov, la orquesta demuestra su categoría bajo la batuta de Long Yu. Y la deliciosa “Tambourin chinois” de Kreisler cierra el programa de la mejor manera posible.