Con apenas 16 años, el pianista coreano debuta con un álbum soberbio. Kim toca el piano desde los siete y, ahora, estudia en la École Normale de Musique de París, donde su talento no ha pasado inadvertido. La música de piano de Mendelssohn requiere de una técnica cristalina, dedos vivaces y una amplia gama de colores. Tres características que Kim tiene en abundancia. Sus Variaciones, Op. 82 suenan con la flexibilidad de la voz humana y el Rondo capriccioso desprende una ternura genuina. Por último, Fantasía, Op. 28 pone un deslumbrante final con irresistible estilo y elegancia.