Emparejar la enérgica DANCE para violonchelo y orquesta de Anna Clyne con el introspectivo Cello Concerto de Edward Elgar demuestra aquí ser una idea bien inspirada. Aunque casi un siglo las separa, ambas composiciones se deleitan en la belleza, en el poder de la melodía y en la expresión concisa. Con un estilo ardiente y apasionado, la violonchelista Inbal Segev ilumina las emociones desnudas en la obra de Clyne con la misma vitalidad que interpreta al enigmático Elgar.