The Four Elements

Brooklyn Rider describe The Four Elements como “una llamada de atención musical”. Los excelentes músicos de este intrépido cuarteto de cuerdas estadounidense han elegido ocho obras compuestas entre 1960 y 2023, un periodo de cambio climático acelerado y degradación ambiental provocados por el ser humano, y las han agrupado bajo los títulos de Tierra, Aire, Fuego y Agua, esos bloques esenciales de la vida que también poseen un poder destructivo ilimitado. Comienzan con A Short While to Be Here…, el homenaje de Colin Jacobsen a la sabiduría popular, preservada en canciones folclóricas estadounidenses que entrelaza para crear una evocadora y optimista imagen de un mundo en armonía con la Madre Tierra. Las placas tectónicas, los campos magnéticos y los metales fundidos que vibran bajo la corteza terrestre inspiraron, junto con ciertos ritmos y alturas tonales, Under My Feet & Up There, de Dan Trueman, cuyos dos movimientos ofrecen visiones contrastantes sobre la fragilidad de los ecosistemas interdependientes de nuestro planeta. El Aire se expresa en los sonidos infinitamente complejos pero diáfanos de Ainsi la nuit (“Así la noche”), de Henri Dutilleux, una ventana transparente a la conflictiva psique humana, interpretada aquí con una elocuencia urgente y una intensidad abrumadora. El Cuarteto de cuerdas No. 8, de Shostakovich, su desgarrador lamento por las almas perdidas a manos del totalitarismo bárbaro del siglo XX, representa el apetito destructivo e indiscriminado del Fuego (y de la humanidad), mientras que Hollow Flame, de Akshaya Tucker, se centra en el sacrificio contemporáneo de bosques, hogares, vidas y medios de subsistencia arrasados por incendios forestales evitables. El Agua está representada por dos obras que enfrentan la catastrófica ilusión humana de que podemos dominar la Naturaleza. Undone, la demoledora deconstrucción de Conrad Tao del mito de Undine, la ninfa del agua traicionada una y otra vez por su amante humano, desemboca en Tenebrae, de Osvaldo Golijov, una llamada silenciosa a abandonar el odio y la hostilidad terrenales para contemplar nuestro planeta en su contexto cosmológico, como “un hermoso punto azul en el espacio”.