Después de la devastadora Guerra de los Treinta Años (1618–1648), Europa recurrió a la ciencia para restablecer el equilibrio para un mundo que había sido trastocado por completo. Se consideró a Dios como el principal científico, la fuerza modeladora detrás de la armonía universal y del orden racional de la naturaleza. Heinrich Ignaz Franz von Biber buscó reflejar en su música esa relación divina entre la humanidad y el resto de la creación, combinando una virtuosidad deslumbrante con contrastes tonales sorprendentes.
Rachel Podger y cinco integrantes de Brecon Baroque reexploran a fondo las Sonatas para violín de 1681 de Biber, aportando a cada una una profunda serenidad espiritual. Basta con escuchar la “Variatio” de la Sonata No. 2 en re menor (pista 12), donde el violín de Podger irradia calma mientras se eleva y desciende, o el encantador diálogo entre instrumentos de arco y pulsados en la “Passacaglia” de la Sonata No. 6 en do menor (pista 26). Incluso la Sonata representativa (pistas 16 a 24), con sus imitaciones juguetonas de animales, adquiere una cualidad meditativa en manos del conjunto Brecon Baroque.