Variaciones Goldberg

BWV988

Compuestas, de acuerdo a la aclaración que aparece en su primera página, “para deleitar el alma de la gente melómana”, las Variaciones Goldberg son la composición para teclado más extensa del siglo XVIII. Fue también la obra más icónica del instrumento hasta que apareciera la pluralidad de las Variaciones Diabelli de Beethoven. Liszt las tocó durante el comienzo de su carrera, mientras que Brahms, como era de esperarse, las admiró intensamente. El punto de partida es una espaciosa “Aria” cuyos sólidos contornos armónicos son el motor de todo lo que sigue. Sus 32 compases establecen los cimientos sobre los que Bach construye un diseño tan notorio como ingenioso (si incluimos la “Aria” y su repetición final, la obra se compone también de 32 movimientos). Las 30 variaciones están agrupadas en 10 grupos de tres, donde el primero presenta las características de una danza, el tercero es un canon y el segundo involucra variaciones con las manos cruzadas. En el camino, Bach hace guiños a varios géneros e inventa una nueva subdivisión al insertar una obertura al estilo francés en el medio. Las “Variaciones 28 y 29” aumentan el nivel de virtuosismo, mientras que la última variación suaviza la grandeza con su cálido sentido del humor. En vez del canon que uno esperaría, Bach prefiere un “Quodlibet”, una forma musical en la que varias melodías de temas familiares se combinan en contrapunto. Así, durante la gran conclusión de las Goldberg, la armonía de las “Arias” le permite introducir dos canciones populares alemanas: “He estado tanto tiempo alejado de ti” y “Los repollos y la remolacha me han hecho marcharme, si mi madre hubiera cocinado carne, me hubiera quedado más tiempo”.

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