- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2018 · 3 piezas · 35 min
Concierto para piano n.º 4 en sol mayor
El Cuarto concierto para piano de Beethoven es una de las obras más grandes del género. Sus innovaciones han influido en innumerables composiciones desde su creación. Para los oídos modernos, el efecto de abrir con una simple declaración temática del solista puede no parecer revolucionario, pero casi no tiene precedentes (Mozart insinuó algo similar en su Concierto para piano K. 271). El carácter operístico de la interacción entre pianista y orquesta en el movimiento lento fue otra novedad revolucionaria. Beethoven comenzó a trabajar en ella en 1804 y completó una versión en julio de 1806. Sin embargo, la primera presentación pública fue hasta diciembre de 1808 (insólitamente, después de que la obra se publicara ese agosto), en uno de los conciertos históricos más famosos, en el que también se estrenaron la Quinta y Sexta sinfonía. Después del gambito de apertura del solo, el primer movimiento avanza de manera más convencional, pero la estrecha relación establecida entre solista y orquesta continúa en el movimiento intermedio, “Andante con moto”. Se trata de un intermezzo en el que las cuerdas recitan al unísono, a lo que el piano responde con frases tranquilizadoras. Esto conduce directamente al rondó final, que comienza en do mayor pero regresa a la tonalidad principal de sol mayor. Es música de espíritu enérgico, armónicamente aventurera, pianísticamente emprendedora y musicalmente satisfactoria.