- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2016 · 4 piezas · 30 min
Sinfonía n.º 2 en re mayor
La Sinfonía n.º 2 de Beethoven es quizá la más enérgica y exuberante del conjunto de las nueve, pero fue compuesta en el punto más bajo de su vida. El compositor mencionó por primera vez su pérdida gradual de audición en una carta a sus amistades en 1801. Al año siguiente, durante su estancia en el pueblo de Heiligenstadt (entonces a las afueras de Viena), escribió lo que equivalía casi a una nota de suicidio, que se conoce como el “Testamento de Heiligenstadt”. Aunque no la envió, dejó al descubierto su desesperación por la sordera que lo invadía y la vida forzada de aislamiento que preveía. Sólo al final se convenció de que debía seguir componiendo y sirviendo a su arte a pesar de sus circunstancias. Sin embargo, la música que surgió en ese momento muestra otra cara. A pesar de todos los momentos reflexivos de la obra, el entusiasmo y vigor predominantes de la Segunda sinfonía no revelan ningún indicio de la depresión de Beethoven. Tras una introducción lenta, sostenida y expectante, el “Allegro” es incontenible en su elevado espíritu, expansión, impulso rítmico y extremos dramáticos. Un “Larghetto” parecido a un himno forma un oasis de calma, antes del agitado “Scherzo” (este término se usa por primera vez en una sinfonía) y un final que comienza con un motivo aparentemente rudimentario lanza un “Allegro molto” de irresistible vitalidad.