- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2007 · 4 piezas · 35 min
Sinfonía n.º 41 en do mayor
Se cree que ninguna de las últimas tres sinfonías de Mozart (números 39-41) fue presentada mientras él seguía con vida. Quizás había planeado una serie de conciertos a fines de 1788 donde las tres obras hubieran sido interpretadas y comparadas. Sin duda, se aseguró de que las sinfonías se complementaran entre sí y al mismo tiempo, que preservaran una identidad individual. La Sinfonía no. 41 en do mayor fue concluida 16 días después de la nro. 40, pero habita un mundo más soleado; proyecta una maestría técnica tan olímpica que el director de orquesta Johann Peter Salomon le dio el apodo de Júpiter. El primer movimiento (“Allegro vivace”) vibra con las melodías y gestos de una ópera cómica, incluyendo una cita directa del aria humorística de Mozart: “Un bacio di mano”. Suave y recatada, la melodía al comienzo del “Andante cantabile” es incomparable dentro de su obra. Un poco más tarde, el compositor alcanza nuevas alturas con un tema para violines y vientos de madera, seguido por una serie de armonías que generan un sentimiento de euforia. El “Menuetto” es genuinamente sinfónico y sus primeras cuatro notas atan todo el movimiento. El impactante “Molto allegro” se basa en la tradición austríaca de finales sinfónicos en formato de fuga que comenzó durante la década de 1780. Este tema de cuatro notas se combina con el resto, no sólo con astucia y elegancia, sino también gracias a un impresionante talento para el contrapunto.