- SELECCIÓN EDITORIAL
- 1986 · 30 piezas · 1 h 22 min
Sinfonía n.º 7 en mi menor
“Canción de la noche”
Después de completar su Sexta sinfonía, en comparación más convencional, Mahler decidió romper la tradición con la Sinfonía n.º 7 (1905). La atrevida yuxtaposición de opuestos y discontinuidades abruptas hicieron que se destacara entre sus demás composiciones. En el corazón de la obra hay dos movimientos (el segundo y el cuarto) titulados Nachtmusik (Música nocturna) que enmarcan el scherzo más embrujado y demoníaco, haciendo que esta sinfonía haya recibido el apodo de “Canción de la noche”. Sin embargo, Mahler tenía claro que el final salvaje, a veces frenético, pertenecía al territorio de la luz del día. En cualquier caso, el contenido de los cinco movimientos es sorprendentemente variado. El primero alterna vistas alpinas visionarias con una marcha enérgica, casi furiosa. Después, la procesión fantasmal de “Nachtmusik I” nos lleva a un mundo nuevo, con ecos medio burlones de la Sexta sinfonía. La diabólica brillantez del scherzo cede el paso a la siniestra seducción de “Nachtmusik II”. Luego, el virtuoso floreo de timbales que da inicio al final es como despertar de una secuencia de sueños vívidos e inquietantes. Cerca del cierre, Mahler recupera el tema de la marcha del primer movimiento, pero en lugar de unificar la sinfonía, subraya su disparidad. La vida está llena de enigmas, incluso de contradicciones, parece decirnos: acéptalo.