Sinfonía n.º 3 en mi bemol mayor

Op. 55 · “Heroica”

La Sinfonía no. 3 de Beethoven se considera a menudo la primera sinfonía verdadera de la era romántica. Hay incluso quienes la consideran la más grande de todas. Beethoven se había encontrado con la música que se estaba creando en el París posrevolucionario y absorbió tanto su poder como vigor para incorporarlo a sus creaciones, tal como puede escucharse en el dinamismo, rango emocional, disonancias y longitud sin precedentes de esta gran obra. La perspectiva política igualitaria que emanaba de Francia también le atraía y por eso la bautizó con el nombre de “Bonaparte”, en honor al carismático jefe de estado. Sin embargo, al enterarse en 1804 de que Napoleón se había declarado emperador, tachó la dedicatoria. “Ahora pisoteará todos los derechos del hombre”, declaró colérico Beethoven. “Se convertirá en un tirano”. Cuando la obra se estrenó el año siguiente, llevaba la designación de Sinfonía Heroica, compuesta para “celebrar la memoria de un gran hombre”. ¿Era el propio Beethoven el héroe al que aludía? ¿Reflejaba la sinfonía su enfrentamiento con la sordera que le invadía y su triunfo artístico sobre ella? La invencible fuerza vital del movimiento de apertura contrasta con la “Marcha fúnebre” del segundo movimiento, cuya angustia entrecortada ha impulsado su interpretación en conmemoraciones desde entonces. Además, fue citada de forma memorable por Richard Strauss en Metamorphosen (1944-1945), su impactante elegía para la ciudad de Dresden que había sido devastada por la guerra. La tensa energía del scherzo da paso a las jubilosas variaciones del final. En su Sinfonía Heroica Beethoven, como Napoleón, le dio un giro a la tradición.

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