- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2009 · 3 piezas · 32 min
Concierto para piano n.º 24 en do menor
K. 491, KV491
El Concierto para piano n.º 24 de Mozart, terminado a principios de 1786 y estrenado en abril de ese año en el Burgtheater de Viena, suele considerarse su obra cumbre. La partitura (para flauta, timbales y cuerdas, además de pares de oboes, clarinetes, fagots, trompas y trompetas) es la mayor de todos sus conciertos y proporciona a su escritura orquestal una nueva riqueza y flexibilidad. Esto es evidente desde el allegro de apertura, que presenta una crudeza rítmica acentuada por su sonoridad, a la vez que incluye una intensidad emocional omnipresente incluso durante los pasajes más líricos. Como Mozart no proporcionó cadencias para ninguno de los dos movimientos, los compositores y pianistas posteriores tuvieron que agregar las suyas propias antes de una coda que se sumerge en una calma fatalista. El larghetto, centrado en una melodía de un aplomo conmovedor, es notable por la forma en que los instrumentos de viento se funden con el solista en un sorprendente ejemplo de colorido orquestal, al tiempo que adoptan un papel de serenata en episodios alternos. En el allegretto de cierre, se reanuda la tensión subyacente. Ocho variaciones despliegan su potencial expresivo antes de una coda en la que la tonalidad menor se mantiene hasta el final.