Aida

Una de las óperas más representadas en todo el mundo, Aída de Verdi es prácticamente sinónimo de pompa y exotismo operístico, sus espléndidos coros, ballets y la “Marcha Triunfal” enmarcan una historia notablemente íntima de amor y traición. La génesis de Aída se remonta a 1869, cuando el gobernante de Egipto invitó a Verdi a escribir una ópera sobre el pueblo del Antiguo Egipto para la inauguración de la Ópera de El Cairo. El egiptólogo francés Auguste Mariette elaboró una historia que posicionaba a Egipto como una nación moderna y desarrollada, al tiempo que capitalizaba la fascinación del siglo XIX por el mundo antiguo de las pirámides, momias y faraones. Verdi rechazó la invitación inicial, pero finalmente se entusiasmó con el proyecto después de que Mariette sugiriera que en su lugar podría acercarse a Wagner. Aunque Verdi nunca puso un pie en Egipto, investigó los instrumentos egipcios antiguos y uno de los resultados fue la construcción de seis trompetas especiales para representar el poder militar de la nación. La trama, un triángulo amoroso que involucra a dos mujeres, la esclava etíope Aída y la princesa egipcia Amneris, y su amor por el mismo hombre, Radamés, se cuenta a través de escenas de un espectáculo de gran ópera francesa, en particular el coro “Gloria all'Egitto” (“Gloria a Egipto”). No obstante, también hay arias íntimas, incluidas “Celeste Aida” de Radamés y “Ritorna vincitor” de Aída, así como cinco duetos que concluyen con “O terra, addio”. Tras el triunfal estreno en 1871 en El Cairo, la obra debutó con gran éxito en las capitales europeas y norteamericanas y sigue siendo una de las más famosas y representadas hasta el día de hoy.

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