- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2014 · 19 piezas · 1 h 1 min
Réquiem en re menor
El misterioso Réquiem de Mozart es considerado un monumento del repertorio coral. En 1791, fue encargado anónimamente por un excéntrico noble en memoria de su joven esposa. Sin embargo, ese verano Mozart estaba ocupado con proyectos operísticos: la composición y debut de La flauta mágica y La clemencia de Tito, esta última escrita en sólo 18 días y estrenada en Praga, donde Mozart posiblemente contrajo la enfermedad que le llevó a la muerte. Al regresar a Viena, escribió gran parte del Réquiem, pero sólo orquestó las primeras páginas. Las secciones vocales de la secuencia central, que representa el juicio final y el ofertorio y que fueron esbozadas en gran parte, quedaron inconclusas tras su muerte el 5 de diciembre. Para entregar el lucrativo encargo, el asistente de Mozart Franz Xaver Süssmayr, cuyo trabajo ha sido calificado como desigual y técnicamente torpe, asumió la tarea de completar la obra. Para lograrlo, orquestó las secciones que Mozart había dejado pendientes y compuso de nuevo el “Sanctus”, el “Benedictus” y el “Agnus Dei”. Hasta la fecha, sigue en debate hasta qué punto Süssmayr siguió las supuestas instrucciones o bocetos de Mozart y, desde la década de 1970, se han hecho varios intentos por mejorar su trabajo. Sin embargo, Réquiem es una de las obras más veneradas de Mozart, gracias a la versión tradicional que fue recopilada en 1792.