Preludio y fuga n.º 1 en do mayor
El Preludio n.º 1 en do mayor se ha convertido en una de las composiciones para teclado más célebres jamás escritas, tal vez por su aparente sencillez o simplemente porque resulta muy agradable de interpretar. Todo encaja al descubrir que esta formaba parte de una serie de piezas que Bach escribió para enseñar a su hijo de 11 años, Wilhelm Friedemann. La obra consiste en una serie muy sencilla de acordes cuyas notas no se tocan de manera simultánea, como si se tratara de un himno, sino que se despliegan mediante ondulaciones ascendentes con la mano derecha, por lo que el reto para los intérpretes reside en lograr un flujo suave y uniforme. La siguiente Fuga es mucho más complicada, ya que deben tocarse cuatro versiones del tema y todas ellas están ligeramente desincronizadas entre sí. En la década de 1850, el compositor francés Charles Gounod añadió una línea vocal de gran emotividad sobre el ondulante Preludio para crear su versión del Ave María, célebre por derecho propio. Acerca de El clave bien temperado, Libro I de J.S. Bach Si se hiciera una clasificación de las obras más influyentes de Bach siglos después de su muerte, las más votadas serían probablemente la Pasión según San Mateo y El clave bien temperado. El calificativo “bien temperado” hace referencia al sistema de “temperamento igual”, un nuevo método de afinación de los instrumentos de teclado que permitía disponer de una amplia gama de teclas. Bach mostró estas posibilidades en dos libros de preludios y fugas en las 24 tonalidades mayores y menores, razón por la que la colección se conoce a veces como las “48”. Basándose parcialmente en obras anteriores, Bach terminó el Libro 1 hacia 1722 y completó el Libro 2 veinte años después, aunque nunca dejó de actualizarlos, ya que su objetivo era lograr que resultasen útiles para intérpretes de todo tipo de instrumentos de teclado.