El pianista David Fray ya disfruta de una envidiable reputación como estilista de Bach: elegante, enfocado y sensible a la rica fantasía que subyace a la música del alemán. Acompañado por el violín de Renaud Capuçon, aquí reúne cuatro de las seis sonatas para violín y teclado con una sobriedad irresistible y deslumbrante belleza musical. Fray es maravilloso en los vertiginosos contrapuntos, que fluyen de sus dedos como por arte de magia. Y en los movimientos más lentos, como el “Adagio ma non tanto” de la tercera sonata, el dúo encuentra una calma y un equilibrio que derriten el corazón. Esta es música celestial.