Bach: Orchestral Suites, BWV 1066–1069

Siendo un joven músico al servicio de la aristocracia, Johann Sebastian Bach debió aprender las danzas cortesanas francesas de moda. Nadie sabe si dominó sus pasos, a menudo complicados, pero como sugiere John Butt, sus Cuatro suites para orquesta reflejan sus gestos. “Creo que estas piezas exhiben con claridad que Bach estaba tan interesado en el movimiento físico como en la música ‘para estimular cerebro y oído’ por la que es tan conocido”, comenta el británico a Apple Music. Butt y el grupo de instrumentistas de época Dunedin Consort sacan a relucir todo el sabor francés en cada una de las suites de danza de Bach, resaltando su rica combinación de grandeza y gracia, al tiempo que imparten una energía rítmica irresistible en cada movimiento. Las rápidas velocidades de Butt reflejan las exigencias prácticas de bailar una courante o un minué, que se vuelven casi imposibles de realizar con un tempo demasiado lento. Incluso las piezas más conocidas (“Aire” de la Tercera suite, “Badinerie” de la Segunda y la brillante “Obertura” de la Cuarta) se escuchan frescas y espontáneas. “Queríamos mostrar la sutileza en la propia sencillez de las formas de la danza, así como la simplicidad en el virtuosismo que típicamente despliegan las oberturas de cada una de las Suites”, explica Butt. Su enfoque se inspira en una interpretación que iguala y en ocasiones incluso supera los estándares de referencia establecidos por el Dunedin Consort en su también reveladora grabación de los Conciertos de Brandemburgo de Bach. Es imposible quedarse inmóvil mientras se escuchan estas interpretaciones, o ignorar lo que Butt llama “andares” y “disposiciones” cambiantes de la música del compositor alemán. “Hay muchas grabaciones de estas piezas y de danzas barrocas en general. Tratamos de explorar los diferentes estados de ánimo, tempos e implicaciones emocionales de los distintos tipos de danzas”, afirma. La refinada sensibilidad del Dunedin Consort hacia las sugerentes suites francesas de Bach transporta a sus escuchas a una época en la que la música y el movimiento eran inseparables. Como señala John Butt, la sucesión de danzas “ayuda a percibir ritmos y estructuras similares en gran parte de la obra de Bach, incluso en la destinada a la devoción suprema”.