Franz Welser-Möst

“Hoy solo es posible hacer música bajo un espíritu de unidad”, escribió Franz Welser-Möst en su autobiografía From Silence. En el transcurso de una carrera que lo ha llevado de Linz (patria chica de Bruckner y el lugar donde un accidente de circulación acabó con sus sueños de violinista profesional) al podio de la Orquesta de Cleveland, el director austriaco se ha ganado una merecida reputación de idealista que cree en la innovación como motor de la música. Su primera gran batuta le puso al frente de la Filarmónica de Londres, la cual dirigió entre 1990 y 1996. Como Mahler y Karajan en su tiempo, ensanchó sus horizontes en los grandes teatros de la ópera, la de Zúrich de 1995 a 2008 y la Staatsoper vienesa entre 2007 y 2014. En Cleveland, su dedicación a la música y la ópera contemporáneas, sin olvidar el repertorio austroalemán canónico, atrae a uno de los públicos más jóvenes de todas las orquestas estadounidenses y le ha valido varias invitaciones al Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena. Welser-Möst ocupa una posición única: la del artista que entiende que la tradición apunta al futuro tanto como al pasado.