Carolin Widmann y su violín lideran un viaje musical a lo largo de mil años. Comenzando con la envolvente “Spiritus sanctus vivificans vita” de Hildegard von Bingen, que se traslada con naturalidad de las voces al violín. La virtuosa instrumentista nos demuestra ser una inspiradora compañera de travesía y su programa explora la potencia expresiva de sus cuerdas. Ya sea en la dramática “Fantaisie concertante” de George Enescu, en la Sonata No. 5 de Eugène Ysaÿe o en las Tres miniaturas de George Benjamin, es evidente que este programa fue elaborado con intensa pasión. El espíritu de Bach está siempre presente y se celebra de forma triunfal en la Partita para violín No. 2 que se corona con “Ciaccona”, una de las mejores piezas para violín.