César Franck

El rico lenguaje armónico de César Franck y su especial habilidad para la fluidez tonal aportaron un estilo distintivo a la música de la Francia de finales del siglo XIX. Nacido en Lieja en 1822, Franck introdujo una dosis de determinación alemana en una escena musical francesa fascinada por el encanto de la ópera cómica y las piezas de salón. Sin embargo, resulta irónico que sus obras maestras de madurez fueran posteriores a la derrota de Francia en la guerra franco-prusiana, cuando la recién formada Société Nationale de Musique reunía a sus tropas musicales bajo el lema Ars Gallica (arte francés). En obras como la Sinfonía en re menor (1888), el Quinteto para piano (1880) y la Sonata para violín (1886) (que fuera un regalo de bodas para el violinista belga Ysaÿe), Franck revitalizó la tradición de la música sinfónica y de cámara francesa con el rigor de su adorada forma cíclica, una técnica que utiliza un tema o melodía como elemento unificador de varias secciones o movimientos. Justo antes de su muerte en 1890, Franck completó los Tres Corales, un hito en la música para órgano del siglo XIX.