Esta grabación de las Suites para violonchelo solo de Johann Sebastian Bach confirmó a Yo-Yo Ma como uno de los grandes músicos de nuestro tiempo. El que había sido niño prodigio, acompañado por Leonard Bernstein cuando solo tenía ocho años, se revelaba poco antes de cumplir los treinta como intérprete excepcional de una de las piedras angulares del repertorio para el instrumento. Sus versiones aúnan virtuosismo técnico con una comprensión profunda de partituras abstractas y emotivas al mismo tiempo. La fidelidad al espíritu bachiano convive aquí con una libertad creativa que se ha mantenido vigente más allá de cualquier digresión.